La pregunta del millón de dólares para quien ha pecado y no consigue el tan anhelado y necesario arrepentimiento.
«¡Así no era el asunto! se supone que yo iba a pecar y luego arrepentirme, para eventualmente confesarme, ¡¿En donde estas arrepentimiento mío?! ¡¿Dónde estás que no te veo?! …ay Satanás donde escondiste mi arrepentimiento, ¡ese no fue el trato! ya verás cuando esté en estado de gracia y rece el rosario»
Sorpresiva reacción que tiene el pecador cuando se da cuenta que la dinámica no era como pensaba o se la hizo creer el demonio; que siempre da esperanza de que se puede pecar y luego arrepentirse. Totalmente lógico pecar así, pues nadie comete un pecado buscando el infierno, todos pecan con la esperanza de que luego se arrepentirán y por consiguiente han de salvarse; en este sentido los fundamentalistas van más allá pues creen en una salvación segura pase lo que pase.
¿Dónde estará el tan anhelado señor Arrepentimiento cuando más se le necesita? es la pregunta que resolveremos a continuación.
Arrepentimiento
El deseo de mejorar acompañado de dolor por los pecados cometidos, luego de un examen de conciencia, es lo que llamamos arrepentimiento. Brota del conocimiento de la verdad, pero no es suficiente saber que hemos hecho mal, necesitamos que nuestra voluntad ya no siga en el pecado.
La gracia del arrepentimiento
No mucha gente sabe que Dios puede darnos la gracia de cambiar nuestros corazones , abrirnos los ojos ante el pecado e imprimir en nuestros corazones verdadero dolor por haberlos cometido. Cuando no disponemos de arrepentimiento, lo único que tenemos que hacer es pedírselo.
«Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas. » Ezequiel 36,26-27
« ¡Vuélvenos hacia ti, Señor, y volveremos: renueva nuestros días como en los tiempos pasados! » Lamentaciones 5,21
Es muy recomendable rezar la Coronilla de la Divina Misericordia o meditar la pasión de Cristo a través del Via Crucis, para pedir la gracia del Arrepentimiento.
«Tengamos los ojos fijos en la sangre de Cristo y comprendamos cuán preciosa es a su Padre, porque, habiendo sido derramada para nuestra salvación, ha conseguido para el mundo entero la gracia del arrepentimiento» San Clemente Romano, Epistula ad Corinthios 7, 4
« Al descubrir la grandeza del amor de Dios, nuestro corazón se estremece ante el horror y el peso del pecado y comienza a temer ofender a Dios por el pecado y verse separado de él. El corazón humano se convierte mirando al que nuestros pecados traspasaron (cf Jn 19,37; Za 12,10) » Catecismo 1432
Sacramento de Confesión o Reconciliación
La confesión es el Sacramento en el cual por medio de la absolución del sacerdote, recibimos el perdón de nuestros pecados si los confesamos arrepentidos. Jesús declara a sus ministros:
« Reciban el Espíritu Santo: a quienes ustedes perdonen sus pecados, queden perdonados, y a quienes se los retengan, queden retenidos » Juan 20,22-23
Habiendo realizado el examen de conciencia verificando los mandamientos incumplidos, el dolor por los pecados cometidos y el propósito de enmienda, ya puedes confesarte apropiadamente. El sacerdote te saludara diciendo “Ave María Purísima” a lo que has de responder “Sin pecado original concebida”. Se inicia con sinceridad el relato o la mención de los pecados cometidos. Procura que la confesión sea breve, clara y completa.
Al finalizar recibiremos la absolución y no hay nada en el mundo comparable a la alegría que se siente volver a la casa del Padre (Lucas 15,21-22), escucharás estás gloriosas palabras:
«Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»
Jesús en el confesionario.
« Cuando te acercas a la confesión debes saber que Yo Mismo te espero en el confesionario, sólo que estoy oculto en el sacerdote, pero Yo Mismo actúo en tu alma. Aquí la miseria del alma se encuentra con Dios de la misericordia. Di a las almas que de esta Fuente de la Misericordia las almas sacan gracias exclusivamente con el recipiente de confianza. Si su confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites. Los torrentes de Mi gracia inundan las almas humildes. Los soberbios permanecen siempre en pobreza y miseria, porque Mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes. » (Diario Sor Faustina, 1602)
¿Qué esperas para regresar con tu creador?
El Buen Pastor te espera.
Para más información no dude en consultar el Catecismo de la Iglesia Católica
Ver párrafos §1430 hasta §1433 y §1490
Material adicional:
Video de san Josemaría Escrivá hablando de la confesión
Video con citas de la Divina Misericordia
Coronilla de la Divina Misericordia
Abuso a la Divina Misericordia por san Alfonso María de Ligorio
Via Crucis con meditaciones de san Josemaría Escrivá